Infancía

Aunque los bilbainos nacen donde quieren Pablo nunca se jactó de sus orígenes bilbainos y gallegos, podría haberlo hecho, pues sus abuelos  y tio abuelos fueron personas combativas que lucharon por las libertades en la oscura dictadura franquista.


Estudió en el colegio francés donde tuvo que vérselas con todo tipo de macarras,  pelear y defenderse a muerte simplemente por ser rubio. Quizás todo esto le empezó a forjar ese carácter (de mierda) que asomaba de vez en cuando.


De su infancia dejaré que escriban sus amigos que tanto tiempo pasaron juntos.


Yo le conocí en Valladolid en el 84, bailando en la discoteca Landó música postpunk española e inglesa, aunque también ponían de la movida madrileña. El rock radical vasco se oía con cuentagotas la verdad.


Pablo estudiaba arquitectura, carrera donde los profesores podían ser totalmente arbitrarios y déspotas así que acabó hasta las pelotas de ellos, iba aprobando asignaturas pero estaba cada vez más quemado. Valladolid entonces tenía una vida cultural amplísima, con gente muy variopinta, siempre le atrajeron las personas diferentes y marginales. Recuerdo un amigo que era ascensorista y poeta (muy bueno por cierto) y otro del que sólo recuerdo sus manos peludas, pero que le adoraba, porque le enseñamos a jugar a los dados, era de esos malos que te partían la cara si le mirabas más de la cuenta.

Londres

Pablo dejó la arquitectura y estudió diseño industrial en Bilbao, luego estuvo dos años en Londres con una beca en el Saint Martins School of Arts, esa pestigiosa escuela donde los profesores eran tan British que nunca te decían si algo no les gustaba, como mucho decían «not too bad» y el pobre Pablo se llevó un susto de la hostia en un proyecto de un banco, que para el gusto del profesor tenía demasiado hierro, y no madera, y no le puso buena nota, Pablo no supo interpretar correctamente el «not too bad».


En las discotecas the Candem Town no había trampa ni cartón, te daban un flyer con la musica que ponían y te la ponían hasta en el mismo orden: Joy Division, New Order; Killing Joke, Sisters of Mercy, Happy Mondays…


Hubo conciertos memorables y otros no tanto, vimos el primer bolo de Primal Scream, justo después de separarse Bobby Gillespie de Jesus and Mary Chain, estabamos cuatro y un tambor y menos mal porque el espectaculo fue deplorable.


La noche londinense era muy cara, así que lo más normal era pillar alguna fiesta donde cuantos más hubiera mejor, te comprabas tu priva y allá que te ibas, eso sí, sin separate de tus birras porque si no, ya no las volvías a ver.

Lo hago para provocar reacciones en la gente.​

Pablo Madariaga​